La cirrosis hepática se define histológicamente cono la concomitancia a nivel hepático de necrosis tisular, fibrosis y nódulos de regeneración. Su etiología es variada, pudiendo ser secundaria a alcoholismo, infecciones virales (hepatitis A, B, C, etc), tóxico medicamentosa, inmunológica, metabólica, genética o primaria. Puede cursar con o sin insuficiencia hepatocítica. Cuando esto ocurre, el paciente puede presentar ictericia, ascitis, elementos hemorrágicos, edemas generalizados y encefalopatía.
Puede acompañarse o no de hipertensión portal, presentando esplenomegalia con hiperesplenismo, hemorroides , várices esofá gicas y ascitis. En casos en los cuales el pacientes cirrótico con elementos de insuficiencia hepatocítica y/o hipertensión portal, no puede recibir un trasplante hepático, se plantea la terapia celular regenerativa. Ya hay algunos grupos de trabajo que en España están realizando este tipo de tratamientos tentativos (Clínica Universidad de Navarra, octubre de 2011), bajo la dirección del Dr. Jorge Quiroga Vila.
El tratamiento, totalmente novedoso, consiste en “obtener células de la médula ósea del paciente y cultivarlas durante una semana en el laboratorio para que evolucionen hasta convertirse en precursoras de células endoteliales. Cuando han llegado a esa fase, se inyectan directamente hacia el hígado a través de la arteria hepática”, según explica el doctor Jorge Quiroga. Luego de efectuado el procedimiento, el paciente ha de seguir en base a una dieta estricta, control estrecho del equilibrio ácido base, la ascitis y los edemas periféricos. El control biológico ha de requerir pruebas de funcionalidad hepática, hemostasia, perfil proteico y enzimático.
La escasa experiencia hasta el momento, ha mostrado algunos resultados muy alentadores, particularmente en pacientes que no pueden recibir trasplante hepático. En el programa CELLTHER, se han evaluado 4 pacientes portadores de hepatopatía crónica (3 cirrosis alcohólicas y 1 cirrosis familiar primaria). En todos los casos, se emplearon progenitores celulares autólogos de médula ósea y los resultados obtenidos fueron favorables, no existiendo efectos adversos como consecuencia del procedimiento. Pudo detectarse mejoría del estado general, disminución de la ictericia y la ascitis. Los edemas fueron controlados con la administración simultánea de diuréticos de asa y ahorradores de potasio. En uno de los pacientes que padecía encefalopatía hepática, se discontinuaron los episodios invalidantes, luego de terapia celular autóloga.